Este sábado 29 de mayo, en Adrian Tropical San Vicente celebramos una generación de 30 años de servicio agradeciendo a Dios sobre todas las cosas, a Don Marino por haber podido llegar a este día, y a todos los que hemos participado.
Hemos completado una primera generación de guianza y acompañamiento del Espíritu de Dios en la vida de lo que ya es una comunidad que sabe que con la dirección de Dios podemos llegar a donde jamás hubiéramos podido llegar solos.
Dimos gracias a Dios invocando la bendición con la participación del padre Abraham, y abrimos la segunda generación de servicio a Dios a través de la obra que hacemos con el trabajo de todos los que participamos en la comunidad.
Don Marino, expresó que puede abrir esta segunda generación contando con Dios, con sus hijos, que tienen el corazón comprometido con la misión y con un grupo de colaboradores que creen que Dios está aquí y ayudan a que la obra se haga y cumplamos con la misión, que es servir.
Puchi, el Coordinador de Cocina expresó que desde que comenzaron en el 1991 todos los estómagos están felices con los servicios y el sabor que brindamos. Antonio Aquino, cocinero de operadora, contó brevemente su historia de trayectoria en la comunidad, que comenzó desde cuando teníamos el carrito de sándwiches. Y Roselio Abad, maestro de vegetales, le pidió a Dios que donde Don Marino ponga un pie Dios ponga la mano, y que le de mucha vida y salud como signo de agradecimiento por permitir que muchas familias puedan sustentarse a raíz de colaborar en las distintas unidades de negocios.
Luego, Don Marino habló de sus inicios en Lumis Park, haciendo énfasis en que no hay forma de lograr nada sin Dios y cuando menos creemos que el está, ahí está Él presente, contó la anécdota de que «había un señor que le reclamaba que ¿Por qué ya no lo ayudaba, ni lo acompañaba? Porque cuando iba caminando se veían cuatro huellas y ahora solo veía dos y Jesús le contestó: Porque las dos huellas que ves son las mías, Yo te llevo cargado».
Hoy es un buen día para darle gracias a la gente que estuvieron, muchos que entraron, muchos que están, muchos que estuvieron y muchos que salieron.
No hay éxito integral y completo sino estamos rodeados y llenos del amor y la presencia de Dios. Aunque aparentemente hay cosas que parezcan fracasos en cada uno de esos fracasos el señor tiene un propósito muy claro.
Lo que hay que hacer, hay que hacerlo bien por respeto a Dios, por respeto a los demás y por respeto a sí mismo.
Por último, Don Marino agradeció a Dios y pidió bendiciones abundantes para todos los presentes en el encuentro, y también invitó a los presentes a comer sancocho con el mismo sabor que como el que hicimos cuando abrimos en Lumis Park, con historia, pasión y gracia.
Gracias, Gracias, Gracias, Gracias, Gracias, a Dios y a todos
