De manera persistente y consistente, siendo esto una forma amorosa de ayudar y mejorar el entorno en el que participamos como dirigentes.
Todos los integrantes de la comunidad laboral debemos dar seguimiento constante a “cómo están las cosas y cómo deberían estar” y asumirlo como un hábito y como acptitud.
Tenemos que asumir la responsabilidad de verificar y revisar todo lo que se hace antes de entregarlo como bien o servicio a otras personas, para garantizar entregar bienestar en lo que proveemos.
Dando seguimiento y verificación logramos que los buenos resultados se den, ajustando nuestras acciones a lo previsto o anunciado, aseguramos que el servicio o producto cumpla con la calidad deseada.
Principalmente, los dirigentes debemos estar conscientes de que el proceso de dar seguimiento y verificación se convierta en un sistema de reconocimiento y evaluación permanente para alimentar el sentimiento de valoración y reconocimiento en los colaboradores.
Dar seguimiento y verificación de forma responsable y oportuna nos convierte en líderes.