
Este mes de noviembre, es el mes de: Hacerme consciente de que tengo que administrar mi capacidad de respuesta para servir al prójimo.
Por lo que, tengo una capacidad para responder que está en mí, que debo potenciar, desarrollar y fortalecer cada día y en toda oportunidad que me brinda el intercambio de acciones que mantengo con los demás.
La forma en como yo responda al prójimo es determinante en los resultados que yo recibiré en la vida.
Hablar de administrar, es hablar de dirigir, por lo que debemos dirigir nuestra capacidad de forma responsable, es decir dando respuesta a toda intervención donde debe existir un discernimiento previo a la respuesta a dar y que responda a un plan conveniente al propósito del que se trate; por lo que debe haber una preparación para dar buenos resultados que incluya una adecuada organización que nos permita realizar las acciones que conlleven las respuestas convenientes.
Para atender la situación o petición que se nos presente y ejecutar la entrega de la adecuada respuesta. Debemos disponer de:
- Nuestra mente.
- Nuestro corazón.
- Nuestras manos.
Tenemos que considerar que una adecuada respuesta no se logra si no se cierra todo proceso orientado a atender las interacciones con el prójimo. Este cierre incluye la confirmación del prójimo al que le entregamos las respuestas, de que satisface y/o completa su requerimiento y petición.
¿Qué se constituye como un deber sagrado de quién responde?
- El asegurarse de que logró entender.
- Atender al prójimo en sus peticiones expresas o manifestadas al servirle a estos.
Es momento de que enfoquemos nuestras actuaciones a un trabajo que genere bienestar a los demás y pongamos de manifiesto nuestros talentos.
Trabajemos desde la verdad, enfocados en objetivos que agreguen valor a la vida de los demás, siendo productivos para la comunidad.